Todo comenzó en el siglo XIII cuando se libraba la gran batalla de las Navas de Tolosa. En el lado cristiano además de luchar una coalición de reinos, también se unieron algunos cruzados que venían del extranjero, y en estos, se encontraba nuestro protagonista Guifred Estruch. Durante la batalla, Estruch destacó mucho ya que no daba ni un paso atrás y luchó con fiereza. Mató a tanta gente que al ganar los cristianos, Pedro II de Aragón le recompensó con el título de conde y un feudo en la zona de Ampurdan. Es así como llegó el conde Estruch a aposentarse en el castillo de Llers (Girona).
Subida al castillo de Llers.
Al poco tiempo se hizo conocido en el lugar al luchar contra la brujería y el paganismo que tan inculcado estaba en Llers. Fue tan duro contra las brujas y usaba unos métodos tan escalofriantes para que ellas se declararan culpables, que al final consiguió que una le echara una maldición. Una de las brujas antes de su muerte, le maldijo para que no descansara nunca más ni vivo, ni muerto. La maldición tuvo tanto efecto, que al poco tiempo el conde Estruch enfermó hasta tal punto que terminó su vida. Pero al poco tiempo de morir comenzaron a ocurrir extrañas muertes entre los vecinos o la aparición de ganado muerto en extrañas circunstancias. Los lugareños no tardaron en sospechar en que sería el maldecido conde Estruch, que como un vampiro sediento de sangre, terminaba con la vida de todo ser viviente que se cruzara por su camino.Los vecinos aterrorizados tuvieron que contratar los servicios de un ermitaño judío especialista en rituales ocultistas. Este caza vampiros consiguió hacerlo volver a su ataúd de forma milagrosa, y una vez en su interior, le clavó una estaca en el corazón y le cortó la cabeza para que nunca más volviera a despertar.
Para aquellos amantes del misterio como nosotros que nos gusta visitar los lugares con leyendas terroríficas, deciros que el castillo no se puede visitar. Nosotros mismos fuimos al lugar y comprobamos que aquello está cerrado a cal y canto sin ningún cartel con horarios o número alguno. Una lástima porque lo poco que se ve está reformado y gracias al poco turismo que generaría la leyenda, algunos comercios saldrían ganando. Pero quizás sean reacios al turismo y no les guste que les conozcan como Llers, el pueblo del vampiro.