En los siglos XVI y XVII la brujería estaba de moda en todas las ciudades. A pesar de la barbarie de la Inquisición, nada pudo parar que hubieran personas (en su mayoría mujeres), que elaborasen pócimas, remedios naturales o rituales para conseguir cosas "imposibles". En aquella época oscura, aquí en Valencia existía una calle donde muchos no se atrevían a acercarse, se trataba de la que llamaban "la calle de las brujas", actualmente llamada calle Angosta del Almudín, cerca de la Basílica de la Virgen de los desamparados. En esos tiempos era un callejón estrecho y oscuro y de noche al no haber electricidad, era imposible ver sin la ayuda de un farolillo ya que no penetraba ni la luz de la luna.
En la vivienda del callejón vivían unas supuestas brujas que vendían venenos, pócimas, hechizos y todo tipos de mejunjes, ya fueran para curar o para hacer el mal, y por eso se le llamaba el Carrer de les bruixes. Se dice que por la noche la calle estaba cerrada con una puerta de rejas, por la cual solo podían pasar el sereno y sus inquilinos. Por que estarían esas puertas? Quizás para tener a las brujas controladas?
Actualmente la estrecha calle está abierta y bien iluminada, y las noches de luna llena si pasas justo a las 00:00 horas, se escuchan risas maliciosas de los espíritus de aquellas brujas que todavía vagan por la zona. Esto último es mentira, pero quién sabe, igual a alguien le ha pasado y no nos hemos enterado.
