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lunes, 5 de septiembre de 2022

El exorcismo de Almansa

Se suele decir que la verdad supera la ficción, y con la entrada de hoy queda demostrado. Y esto es así, porque lo que ocurrió a principio de los años noventa en Almansa fue uno de los casos más terrorificos de la historia negra de España. Se trata del famoso "Exorcismo de Almansa", un caso del que muchos ya estaréis aburridos,  pero para los que no habían oído del caso les dedicamos la entrada de hoy. 

Todo sucedió el 18 de septiembre de 1990.Rosa Gonzalvez vivía en el número 14 de la calle Valencia en Almansa (Albacete ). Rosa se dedicaba a ejercer de curandera o chamana o como quieran catalogar ese supuesto trabajo.  Las visitas a la curandera eran durante todo el día, y era de las mas conocida en el pueblo y eso que en esos años en Almansa habían mas de 300 curanderos. Tenía Rosa tanta faena que su marido dejó su profesión (zapatero), para hacer de recepcionista en el negocio de su mujer. 

Recorte del ABC sobre lo sucedido.

Todo era relativamente normal, ofrecía sus servicios como curandera sin más, en su casa. Hasta que un día, a Rosa se le cruzaron los cables e invitó a una de sus clientas y amiga a encerrarse en una habitación para rezar. No se sabe bien por qué motivo ni qué le dijo a su amiga para convencerla, pero a partir de este punto comenzó la noche más terrorífica y surrealista que puedas imaginar. Se encerraron y empezaron con una mezcla de sexo sadomasoquista con oraciones, y dicen que también alguna droga (drogas tuvieron que haber porque la que liaron fue de verdaderas bestias). Se tiraron toda la tarde así hasta que llegó la noche y apareció el marido de Rosa. Las dos mujeres se abalanzaron sobre él, pegándole una tremenda paliza y obligándole a ir a por su hija que estaba durmiendo en una habitación de la casa. El marido, desconcertado y asustado, obedeció las órdenes y llevó a su hija de 11 años a la habitación de los horrores, siendo expulsado después de la habitación.

La mala calidad de las fotos de aquellos años no deja ver el estado en que estaba la habitación.

Entonces siguieron con sus oraciones mientras defecaban por la habitación, masturbándose, pegándose entre ellas y muchas más barbaridades, pero ninguna tan bestia como la que estaba apunto de ocurrir. A la curandera le dió por decir que su propia hija estaba embarazada del diablo, y se dispuso con ayuda de su amiga a meterle la mano por la vagina a su propia hija, y  arrancando sus ovarios sin piedad. No contenta con semejante barbarie, la loca le metió la mano también por el ano sacándole trozos de instestinos, creyendo que esos intestinos eran demonios. La pobre niña le gritaba a la madre que parase, pero ésta, convencida de que estaba extrayendo al diablo como si de un exorcismo manual se tratara, no paró hasta que su hija murió de una forma extremadamente horrible.

Trozos de intestinos de la pobre niña.

Mientras tanto, el padre desesperado intentaba entrar en esa habitación con ayuda de su cuñada, escuchando desde fuera los gritos desgarrados de su niña. La puerta estaba atrancada, pero no cesó hasta poder entrar, viendo así el panorama, y saliendo despavorido a llamar a la policía. Pero su cuñada no pudo escapar y fue atacada por esas bestias, que intentaron sacarle los ojos ya que decían que esa era la solución para revivir a la niña. Al entrar la policía en la casa, ya en la madrugada, el escenario fue de lo más gore y dantesco. Encontraron a las mujeres desnudas y rodeadas de heces, orines, sangre por todos los lados y trozos de tripas, el olor era insoportable. Fue una experiencia que dejaría traumados a estos funcionarios para toda su vida.  

Rosa Gonzálvez a la hora de la detención todavía empapada en sangre.

Este terrorífico caso es una muestra del poder que tiene el fanatismo religioso en personas que no están bien de la cabeza. El ser humano puede llegar a límites incalculables por sus creencias. Y es que para ellos es real creer que pueden curar ciertos males y que el demonio está en todas partes. Esto mezclado con drogas y alcohol es un cóctel explosivo, pero personalmente nunca imaginaría que una persona podía llegar a destripar a su hija con sus propias manos. Las asesinas jamás pisaron la cárcel, y fueron encerradas en un centro psiquiátrico. 

Esto ha sido solo un breve resumen para recordar lo sucedido en este 32 aniversario que se cumple el 18 de septiembre. Si quieres saber más detalles sobre lo sucedido o de como fue el juicio, internet está llenito de vídeos y páginas hablando de aquello. Pero como en todos los casos hay muchas incongruencias entre unas páginas y otras. De hecho hemos tenido bastantes problemas a la hora de hacer el resumen, ya que cada fuente arroja una versión de lo sucedido. 

Dentro de poco viajaremos a la zona de Albacete en busca de más historuias y leyendas para guardar en nuestro trastero maldito.

domingo, 30 de enero de 2022

El cura asesino de Valencia.

 Antes de nada, si eres fiel seguidor de la iglesia mejor no leas la siguiente entrada.

Hoy toca una entrada de asesinos de estos locos que nos hacen odiarlos pero también nos da la curiosidad de qué puede pasarles por su mente para cometer semejantes atrocidades. Esta vez hablaremos sobre uno con sotana y alza cuellos, el caso es conocido como "el sacerdote asesino de Valencia". 

Un 2 de marzo de 1971, cayendo en martes, se cometió un atroz crimen en nombre de la iglesia. Esta vez ocurrió en Puerto de Sagunto (Valencia). Ese mismo día, el sacerdote José Prat se despertó con una terrible obsesión: matar a un niño, como después declararía ante la policía. Después de recorrer algunas calles de Valencia sin decidirse por una víctima en concreto, el sacerdote apareció en el colegio para llevarse en mitad de clase a su monaguillo Paquito de tan solo 9 años, con la excusa de que lo necesitaba con urgencia para la misa de las siete. Aquella misa nunca llegó a celebrarse en la iglesia del puerto de Sagunto (Valencia), pero lo que sí que ocurrió fue el macabro suceso. 

Noticia del asesinato.

Cuando el cura llego con Paquito al despacho, el sacerdote sin pensárselo, golpeó la cabeza del monaguillo con un cenicero dejándolo KO en el suelo. Una vez en el suelo con un abre cartas lo apuñaló hasta 47 veces. Hay gente que dice que el pobre niño también fue violado por el sacerdote, cosa que no es de extrañar después de saber la cantidad de abusos sexuales a menores que hay dentro de la  iglesia. Acto seguido, José Prat se limpió la sangre, se cambió de ropa y se echó perfume para ir a entregarse a la policía. Antes de salir del despacho apareció otro sacerdote (Jaime Pons) que horrorizado por la escena intentó reanimar al niño mientras veía que el asesino salía por la puerta diciéndole como si nada que había tenido un ataque de enajenación mental y que se iba a presentar a comisaría.

Es vergonzoso que después de lo sucedido, el sacerdote sólo fuera condenado a 17 años de cárcel. Pero es que no llegó  ni a cumplir la pena, y eso se sabe gracias a un libro publicado en 2004, "En 121 mallorquins" de José Barceló. Gracias al libro se sabe que el loco sacerdote no fue excomulgado como se dijo en su día, ni cumplió la condena, si no que siguió ejerciendo como vicario en una iglesia de Lleida y murió en el 2002 tranquilamente con 85 años de edad en una residencia ocultado por la mismísima iglesia. 

Y no comentamos nada más sobre lo que pensamos de todo esto que se nos calienta la lengua y luego nos amenazan los frailes. Esto ha sido todo amigos, que no es poco!