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domingo, 30 de enero de 2022

El cura asesino de Valencia.

 Antes de nada, si eres fiel seguidor de la iglesia mejor no leas la siguiente entrada.

Hoy toca una entrada de asesinos de estos locos que nos hacen odiarlos pero también nos da la curiosidad de qué puede pasarles por su mente para cometer semejantes atrocidades. Esta vez hablaremos sobre uno con sotana y alza cuellos, el caso es conocido como "el sacerdote asesino de Valencia". 

Un 2 de marzo de 1971, cayendo en martes, se cometió un atroz crimen en nombre de la iglesia. Esta vez ocurrió en Puerto de Sagunto (Valencia). Ese mismo día, el sacerdote José Prat se despertó con una terrible obsesión: matar a un niño, como después declararía ante la policía. Después de recorrer algunas calles de Valencia sin decidirse por una víctima en concreto, el sacerdote apareció en el colegio para llevarse en mitad de clase a su monaguillo Paquito de tan solo 9 años, con la excusa de que lo necesitaba con urgencia para la misa de las siete. Aquella misa nunca llegó a celebrarse en la iglesia del puerto de Sagunto (Valencia), pero lo que sí que ocurrió fue el macabro suceso. 

Noticia del asesinato.

Cuando el cura llego con Paquito al despacho, el sacerdote sin pensárselo, golpeó la cabeza del monaguillo con un cenicero dejándolo KO en el suelo. Una vez en el suelo con un abre cartas lo apuñaló hasta 47 veces. Hay gente que dice que el pobre niño también fue violado por el sacerdote, cosa que no es de extrañar después de saber la cantidad de abusos sexuales a menores que hay dentro de la  iglesia. Acto seguido, José Prat se limpió la sangre, se cambió de ropa y se echó perfume para ir a entregarse a la policía. Antes de salir del despacho apareció otro sacerdote (Jaime Pons) que horrorizado por la escena intentó reanimar al niño mientras veía que el asesino salía por la puerta diciéndole como si nada que había tenido un ataque de enajenación mental y que se iba a presentar a comisaría.

Es vergonzoso que después de lo sucedido, el sacerdote sólo fuera condenado a 17 años de cárcel. Pero es que no llegó  ni a cumplir la pena, y eso se sabe gracias a un libro publicado en 2004, "En 121 mallorquins" de José Barceló. Gracias al libro se sabe que el loco sacerdote no fue excomulgado como se dijo en su día, ni cumplió la condena, si no que siguió ejerciendo como vicario en una iglesia de Lleida y murió en el 2002 tranquilamente con 85 años de edad en una residencia ocultado por la mismísima iglesia. 

Y no comentamos nada más sobre lo que pensamos de todo esto que se nos calienta la lengua y luego nos amenazan los frailes. Esto ha sido todo amigos, que no es poco!