Pero vamos al grano y para poneros en situación, nuestra visita a Belmez de la Moraleda fue un día de tormenta en semana santa de hace 2 años. Previamente habíamos llamado por teléfono a la casa, pero nos dijeron que ese día no había ningún familiar para abrirnos y verla. Aún así, decidimos ir para ver el museo. Aparcamos y nos fuimos directos al museo. El museo está muy bien si no conoces la historia, pero si has visto y leído sobre el caso no te pierdes nada del otro mundo: paneles informativos y explicando la historia, un vídeo con diversos testimonios de familiares y vecinos, y una pantalla táctil con las caras que aparecieron. Al salir, la chica que atendía en la entrada, muy amable nos contó algunas curiosidades, y además nos ofreció información turística de la zona, pero no nos interesaba. Nosotros queríamos ver las caras originales y la chica nos contó que en ese momento había un grupo de gente viéndolas, que la casa estaba abierta, para nuestra perplejidad ( si llamamos y nos dijeron que ese día no podían enseñarla!).
Salimos escopetados hacia la calle de las caras, sin importar que estaba lloviendo a cántaros, y nos dimos cuenta de que habían carteles con flechas en las calles indicando la vieja casa de las caras y la nueva casa de las caras. Eso ya reflejaba un poco el conflicto entre familiares que tanto habíamos escuchado en programas de radio. Nosotros queríamos ver la mítica casa, donde salieron las teleplastias más famosas de la historia y no la segundas, ya que son más que sospechosas.
Llegamos y un hombre mayor bastante majo (creemos que uno de los hijos de María Gómez Cámara, la anciana que presenció la primera cara), nos dijo que esperáramos en el recibidor mientras terminaba la otra visita. Ya la entrada nos encantó, aquello es mejor museo que el del ayuntamiento, con sus fotos históricas de muchos investigadores que habían pasado por allí. También recortes de periódicos y revistas decoraban las paredes del recibidor de esa vieja casa .
Cuando miramos en el suelo nos dimos cuenta de que allí seguían algunas de las míticas caras, que aunque muy deterioradas por el paso del tiempo, se podían distinguir sus formas. La primera que descubrimos fue la de "la guapa". Cuando al fin se fue la visita anterior, el señor nos dejó pasar a la antigua cocina, ahora sala de estar. Y allí estaba la cara de "la pava", a la derecha en una vitrina y "el pelado" bajo la chimenea. No nos lo podíamos creer, estábamos pisando ese suelo que desde pequeñitos tanto miedo y curiosidad nos había causado, esa habitación que tantas veces vimos en televisión y las revistas.
El señor nos dijo que sacáramos el móvil, porque a través de la pantalla se apreciaban mejor, y nos iba enseñando con una vara las caras que quedaban desde entonces . Lo que nos pareció sospechoso es que las caras que están en el suelo están mucho más deterioradas que las que tienen expuestas, como "el pelao" y "la pava" que la tenían protegida en una vitrina. Podría ser que las manipularan en su día para que no se deterioraran?. Es probable que las caras del suelo estén más desgastadas al ser pisadas por la gente.
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