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martes, 8 de junio de 2021

El Asesino del Ambientador

Hace unas semanas que vimos una de esas películas basada en hechos que nunca olvidas. El film en cuestión es "El Monstruo de St. Pauli", una obra alemana dirigida por Fatih Akin en 2019 y protagonizada por el actor Jonas Dassler que se mete en la piel del asesino Fritz Honka, un puto loco al que le dedicamos la entrada de hoy.

Portada de la película.

Fritz Honka nació el 31 de julio de 1935 en Leipzig (Alemania) en una familia numerosa, ni más ni menos que de 10 hermanos. Al estallar la segunda guerra mundial empezó la desgraciada vida de Honka. Le llevaron junto a su padre a un campo de concentración nazi por su ideología comunista hasta que fueron rescatados por los rusos.

Al tiempo su padre murió, y su madre al verse incapaz de hacerse cargo ella sola de sus 10 hijos, decidió dejar a algunos en manos de un orfanato, y entre ellos estaba Honka. A los 15 años salió del orfanato y fue de trabajo en trabajo ganándose la vida cómo podía. Tuvo una amante a la que dejó embarazada y la abandonó con 21 años marchándose a Hamburgo.

Allí tuvo un accidente de tráfico que le desfiguró la cara dejándole más bizco y deformando su nariz. A pesar de su aspecto, en 1957 se casó con una mujer que le dió otro hijo, pero sus discusiones cada vez iban a más y también les abandonó yéndose a vivir al distrito de Alona. Allí estuvo viviendo en un piso muy pequeño con una chica, la cual le denunció por violación. Honka se excusó en que iba borracho y el incompetente del juez solo le condenó a una multa.

Fritz Honka con su mujer.

Fritz Honka veía cada día como era rechazado por las mujeres a causa de su aspecto, y así cayó en una espiral de alcohol y locura que le hizo ser conocido por "el asesino del ambientador". Fritz Honka desarrolló un odio brutal hacia las mujeres y dejó de acercarse a ellas para ligar. Decidió ir por el camino fácil empezando a frecuentar el barrio Rojo de Hamburgo, pero su problema psicológico le impedía tener relaciones sexuales hasta pagando, ya que no conseguía que se le pusiera dura. 

Las víctimas de Fritz Honka.

Solía ir a bares como el Zum Goldenen y allí elegía a prostitutas de edad avanzada, a poder ser sin dientes, ya que tenía miedo a que le mordieran durante el sexo oral. En diciembre de 1970 comenzó su carrera homicida. Gertraud Bräuer fue al piso de Honka, pero al verlo hasta el culo de alcohol la prostituta no quiso tener relaciones sexuales con él. Honka no pudo soportar un rechazo más y enloqueció asfixiándola hasta la muerte. Después la descuartizó y fue dejando trozos del cuerpo por  distintos sitios de la ciudad. La policía, a pesar de encontrar todo el cuerpo no fue capaz de descubrir al culpable.

Durante unos años, Honka aguantó sus ansias de matar por miedo a ser descubierto, pero en el verano de 1974 el monstruo de St.Pauli regresó de nuevo y con mucha más brutalidad. En sólo 5 meses mató a 3 prostitutas del barrio rojo. A todas las descuartizaba y las escondía en el altillo de su casa, por temor a que la policía descubriera su más oscuro secreto.

Lugar donde escondió los cuerpos.

Para disimular el hedor putrefacto de los cadáveres troceados, se gastaba medio sueldo comprando una barbaridad de ambientador y distribuyendolo por toda la casa. Aunque era el rey del ambientador de pino, el olor de los cadáveres era tan fuerte que nada impedía que traspasara las paredes de su casa, llegando a quejarse los vecinos a las autoridades, pero no les hicieron ningún caso.

El 17 de julio de ese mismo año, un incendio en el edificio hizo que los bomberos descubrieran todo el pastel. El techo del ático se derrumbó y cayeron unas bolsas que dejaron al descubierto los trozos de cuerpos mutilados en estado avanzado de descomposición. La policía, al inspeccionar el edificio encontró su casa mugrienta con las paredes forradas de pósters de mujeres desnudas, ropa de mujer, muñecas, botes de ambientador y muchas botellas de alcohol.

Foto de la casa mugrienta.

Fritz Honka fue detenido al llegar a su casa y tras 60 horas sin decir nada, al final declaró sus asesinatos con todo tipo de detalles y motivos. El juez le puso una condena de 15 años de prisión, pero al demostrar sus problemas psicológicos acabó encerrado en un psiquiátrico donde gracias a su buena conducta y una vez cumplida su condena, salió en libertad. 


Honka se cambió de identidad e ingresó en una residencia de ancianos. En sus últimos años sufría delirios y se quejaba de un fuerte olor a cadáveres. El 23 de octubre de 1998 murió, sin ser capaz de dejar el alcoholismo, por un infarto al corazón. La película te muestra la parte más oscura y asquerosa del ser humano, no es apta para estómagos débiles ni si tienes un día sensible.